Cuantas veces hemos escuchado a alguien decir, “es más fácil que te caiga un rayo antes que te ganes la lotería” o “primero se cae un meteorito antes que eso suceda”, y aunque no lo creamos, es mucho más natural que eso pase, antes que un mortal se gane la lotería.
De acuerdo con matemáticos estadounidenses, la probabilidad de que una persona se saque la lotería es de una en 4.5 millones, siendo más probable que nos caiga un rayo (una en 12 mil) o nos extinga un meteorito (una en 25 mil), pero a pesar de esto, nos preguntamos: ¿por qué seguimos intentándolo?
De acuerdo con el profesor Kevin Bennet, existen seis razones comprobadas con la ciencia del comportamiento, por las cuales seguimos esperanzados en ganarnos la lotería.
- Somos incapaces de comprender la magnitud de las posibilidades; mentalmente no tenemos la capacidad para dimensionar las oportunidades de ganar o perder la lotería, ya que aún no nos hemos desarrollado para calcular eso.
- La publicidad también juega un papel muy importante, ellos nos hacen creer que cualquier persona pueda ganar la lotería; ¿cómo?, mostrándonos al ganador y su historia, en la que seguimos teniendo fe.
- No porque compremos tres “cachitos” significa que al cuarto ganaremos, sin embargo, mucha gente así lo cree, por lo que se mantiene firme a los pronósticos.
- El clásico “por poquito” o “un número más y sería mío” es lo que motiva a la gente a seguir jugando en la lotería.
- El dinero lo ven como una inversión de años, gente que lleva jugando por décadas no se dan por vencidas, por todo el dinero que han gastado en el juego, por lo que no es de sorprenderse que nos encontremos a señores de la tercera edad, comprando su melate.
- Y por último, todo lo justifican: que sí no es para esto, es para otra cosa, o que toda esa inversión es para algo mejor.
Un ciclo vicioso que impide ver a los amantes de la lotería más allá de la lógica y el azar.