Vacas muuuy listas

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Las vacas no son simplemente animales que proporcionan carne, leche y cuero para calzado. Se trata de mamíferos muy inteligentes que, desde hace tiempo, granjeros y científicos lo saben y una prueba de ello es el estudio sobre habilidades cognitivas de las vacas que, en 2015, Alexandra Green realizó en la Universidad de Sídney, Australia.

Por ser animales con una gran profundidad emocional, sienten y disfrutan la compañía de sus mejores amigas, saben elegirlas dentro del rebaño, y se muestran con una frecuencia cardíaca y niveles de cortisol estables, a diferencia de cuando son separadas de sus compañeras. Así es como lo demuestra la investigación que Krista McLennan hizo para la Universidad de Northampton (Inglaterra), al seleccionar varias vacas y emparejarlas con sus mejores amigas.

También establecen jerarquías a la hora de comer, las más corpulentas ejercen como jefas del grupo y voluntad de dominio, se expresan mediante agresiones como cornadas, golpes de cabeza y empujones, marcan el territorio unas a otras de forma parecida a como lo hacen los perros, y con un cabezazo avisan a las jóvenes de que no van a entrar a comer hasta que ellas terminen, y esto forma parte de la interacción social, no en absoluto, de animales agresivos.

“Mirando la cara de una vaca, sobre todo la expresión de los ojos, podemos descubrir aspectos de su personalidad, como ocurre con las personas”, demuestran la humildad caminando con la cabeza siempre baja, y sintiéndose molestas cuando las miran y las tocan, incluso pueden dejar de comer y no hacer nada por mantenerse en forma, dice Jaume Serrabassa, miembro del Comité de Jueces de CONAFE (Confederación de Asociaciones de Frisona Española).

Autora de Animals in Traslation, Temple Grandin tiene la capacidad de entender los factores externos que estimulan el comportamiento de estos seres, y asegura que ellas son capaces de sentir miedo igual que nosotros. Por ejemplo, en Polonia una de dos vacas se negó a entrar en el camión que la llevaba al matadero, rompió la valla de metal y cruzó un extenso terreno hasta llegar a la orilla del lago Nyskie. Cuando miró atrás y se dio cuenta de que la perseguían, se tiró al agua y nadó hasta alcanzar la orilla de una isla deshabitada. La segunda vaca se escapó, para correr libre junto a una manada de bisontes en Bialowieza, último vestigio del bosque primigenio que cubría Europa hace milenios, y que se encuentra entre Polonia y Bielorrusia. La vaca, de un año, se ha convertido en un dilema por resolver para la comunidad de científicos polacos, porque las relaciones sexuales que pudiera mantener con los bisontes provocarían una hibridación genética, en una especie que se extinguió en libertad tras la Primera Guerra Mundial, y que su recuperación costó mucho esfuerzo y ahora el sueño de libertad de una vaca pondría poner en riesgo la genética del bisonte.

Fuente: ¡Muuuy Listas!

@10DedosDeFrente

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