El perezoso ha llegado a conocerse en las últimas décadas, y esto se debe sobre todo por el uso que muchas grandes productoras de cine han dado a su imagen, especialmente en películas animadas, este es el caso por ejemplo de Zootrópolis o Zootopía, ya que en ellas se hacía alusión a la lentitud de los servicios públicos, comparado con la de estos animales.
Su cabeza es redondeada y la expresión de su cara parece dibujar una sonrisa, su cuello tiene seis vértebras cervicales, en los perezosos de dos dedos, y nueve en los de tres.
Sus patas son diferentes, siendo las traseras más cortas, las delanteras tienen uñas largas y gauchadas que les permiten agarrarse a los árboles para movilizarse, y estas las usan como arma de defensa.
No tiene dientes delanteros y los traseros son cilíndricos, sin esmalte y más o menos iguales, esto facilita la trituración de los alimentos.
En su pelo suelen crecer cianobacterias y algas de color verde, que aportan ese color a su pelo, permitiéndole pasar desapercibido en distintos parajes, también son capaces de nadar con mucha rapidez, cuando no hay puentes que crucen un río o quebrada.
Este curioso animal puede ser mucho más lento en tierra, pero bajo el agua ¡es todo un as!
Hay dos clases de perezosos, los que tienen tres dedos en cada mano y los que tienen solamente dos, aunque todos tienen tres en cada pie.
La mayoría del tiempo se la pasan de cabeza, y sin ningún problema, pues sus órganos internos están fijados en la caja torácica.
Su mala fama de dormilones no es del todo cierta, pues aunque en cautiverio pueden pasar 20 horas durmiendo, los de las selvas de Centro y Sur América, sólo necesitan ocho o nueve horas al día, casi el mismo tiempo que el humano.
Sólo bajan del árbol una vez a la semana y es comprensible, ya que para digerir una sola hoja tardan 30 días.
Sin duda es un gran ejemplar que nos da la naturaleza.