Es bien sabido que en algún momento el Sol debe morir; y a menos que inventen una técnica para hacernos eternos, ninguno de nosotros podrá presenciarlo. Según un equipo de astrónomos internacionales, entre los que destaca el astrofísico Albert Zijlstra, de la Universidad de Manchester, la estrella morirá en aproximadamente 10,000 millones de años.
Como todo en el universo, el sol, que da sentido a nuestro sistema solar, se encuentra en un proceso físico de reacciones y movimientos que algún día cesarán, terminando así con su actividad y, en consecuencia, modificando drásticamente las condiciones en todos los planetas que orbitan en torno a ella.
El noventa por ciento de todas las estrellas terminan sus vidas como nebulosas planetarias; nubes enormes y esféricas de brillante gas y polvo, por lo que muchos investigadores piensan que esto es lo que le sucederá a nuestro sol; sin embargo, nada está predicho con exactitud.
Según un estudio publicado en la revista de divulgación científica Nature, el sol está aumentando su brillo en aproximadamente un 10% cada mil millones de años, una actividad que acabará con la vida de la Tierra, pues el incremento de la temperatura, provocará que los océanos se evaporen y la superficie se caliente como para que se forme agua; el mundo, será inhabitable para el ser humano y nos obligará a emigrar a otros planetas.
Posteriormente, se iniciará una segunda etapa de fusión debido a que no podrá contener la delgada capa de hidrógeno que aún mantendrá en su superficie. Como resultado, se generará una nebulosa planetaria que se expandirá con temperaturas de 28,000° C destruyendo todo a su paso.