¿Cuántos de nosotros no nos hemos enfermado por el estrés del trabajo, la ciudad o simplemente de la vida en general? Claro, todos en algún punto lo hemos experimentado y es de lo más normal en esta era tecnológica; para todos, nuestro momento relax es ver Netflix, escuchar música en Spotify o vivir en las redes sociales, siempre detrás de una pantalla, sin observar lo que nos rodea.
Sin embargo, esos métodos de relajación urbanistas, solo nos hacen ser personas más agresivas, desconfiadas, narcisista y volvemos a estresarnos, un círculo vicioso que al parecer no tiene fin. Los japoneses vieron que esto afectaba de manera negativa la productividad de los trabajadores en las empresas, y decidieron emplear terapias conocidas como “baños de bosque”.
¿Qué es un baño de bosque? Muy simple, lo que todos deberíamos hacer, mínimo una vez al mes, desconectarnos de todo, adiós teléfono, WhatsApp, Facebook, Netflix, Spotify, en general toda la tecnología, para poder relajarnos por los caminos del medio ambiente.
Los baños de bosques sirven para reactivarnos con la naturaleza, además de relajarnos y aumentar los glóbulos blancos; con dos horas podemos bajar nuestro niveles de estrés y, por supuesto, estar en zen con nosotros mismos; aseguran que si se acompaña con té o una infusión, sus efectos pueden ser mayores.
Este método fue implementado en Japón desde 1982, ya que en ese país la competitividad laboral es enorme, y claramente los empleados sufren de índices masivos de estrés; al menos una vez al mes, los empleados toman baños de bosque para que no se pierda la productividad y la motivación.
Se recomienda que toda la sociedad tome en serio estos baños de bosque; tal vez no tengamos un bosque cerca, pero sí un parque o una camino verde por donde podamos caminar y disfrutar del pasto, las flores y el aire limpio. Si de plano no podemos salir, ver por la ventana un árbol, ya es un gran avance.
No olviden darse su baño de bosque, una vez a la semana.