La absenta, hasta hace poco, era un licor maldito, prohibido en medio mundo y fuente de inspiración de la bohemia parisina.
Es falso que sea una bebida que quien la toma pierde la cabeza. Muy pocas bebidas han generado la histeria y mala fama de la que fue rodeada la absenta, a finales del siglo XIX , comparada con la que fue generada para el LSD, en los 60´s.
La absenta era conocida como “el hada verde” y se le atribuía la esclavización y destrucción de la mente, de toda una generación de artistas y escritores.
A su adicción se le atribuían males sin cuento, e incluso supuestos daños mentales y degenerativos.
Incluso una de las historias por esta bebida, es que Van Gogh se cortó la oreja para regalársela a una prostituta, bajo el influjo de la absenta; Rimbaud, Baudelaire, Gauguin, Toulouse-Lautrec, Oscar Wilde, Manet o Picasso, eran bebedores empedernidos de la absenta, a cuyos efectos les eran atribuidas todo tipo de conductas depravadas.
El verdadero motivo de los efectos de la absenta es su elevada graduación alcohólica, que a un 50 a 75% de volumen, cantidad con la que supera por mucho a la mayoría de los alcoholes destilados, que suelen contener un 40% de grados de alcohol.
La preparación de una copa de absenta consistía en un ritual, en el que se agregaba agua al licor a través de una cucharilla perforada especial, sobre la que se vertía un terrón de azúcar que , al diluirse, cambiaba el sabor amargo de la bebida.
El agua enturbiaba la absenta; a este efecto se le llamaba louche. La palabra louche, originalmente tenía el significado de “torcido” y en la actualidad louche significa “oscuro” o de “mala reputación”, sea del modo que sea , louche es el adjetivo perfecto para un bebedor de absenta empedernido.
El punto de la locura de la absenta se dió en 1905, cuando Jean Lanfrat, un suizo alcohólico le disparó, en estado de embriaguez, a su esposa y a dos de sus hijas; el declaró en el juicio que lo hizo por que su mujer se había negado a limpiarle los zapatos, en esa ocasión había ingerido diferentes tipos de licores, pero la culpa recayó sobre las dos copas de absenta que había ingerido, a esto le siguió un vendaval de ira anti-absentista, que logró la prohibición de esta bebida en Estados Unidos y la mayor parte de Europa, a excepción de Gran Bretaña.
Como resultado de la prohibición de esta bebida, los sótanos del “Val-de-Travers” se convirtieron en destilerías clandestinas, camufladas con maña, y así la absenta se convirtió en una droga prohibida, conocida como la “Fée Verte”, por los supuestos efectos alucinógenos que producía.