El sexo de una persona se establece en el momento mismo de la concepción, ya que depende del cromosoma que aporte el espermatozoide, de los 46 cromosomas que tiene una persona, el sexo viene determinado solo por dos: Y (cromosoma masculino) y X (cromosoma femenino). Una mujer tendrá dos XX, mientras que un hombre tendrá XY.
El sexo de un bebé se fija en el momento de la concepción cuando el espermatozoide fecunda al óvulo y es hasta la mitad aproximadamente del embarazo, que por medio de un ultrasonido se puede confirmar el sexo.
Esto es así porque todos los óvulos contienen información genética femenina, todos aportan un cromosoma X; mientras que los espermatozoides pueden llevar un cromosoma X o uno Y. Según sea uno u otro, será niño o niña, por lo tanto, el padre es el “responsable” de determinar el sexo del bebé.
Algunas familias solo tienen niñas, mientras que otras tienen niños, esto puede hacer pensar que la genética influye en el sexo de los hijos, sin embargo, los expertos afirman que depende del azar.
Sí, es cierto que los espermatozoides X son diferentes de los Y, mientras que los primeros son más grandes, más fuertes, más lentos y más resistentes, en condiciones moderadamente adversas o ácidas, los Y son más rápidos, pequeños y débiles, llegan primero pero mueren antes, por lo tanto, según el día de ovulación, en que se produzca la fecundación y las condiciones de la vagina, hay más o menos posibilidades de que llegue un espermatozoide de un sexo o de otro. Más allá de eso, es pura suerte.
El padre es determinante, obviamente, porque lleva los dos cromosomas, pero la madre lo es también porque ella es la que ofrece el medio en el que la unión de los dos gametos se lleva a cabo. Según las condiciones que ofrezca y el momento, será más probable que el bebé sea niño o que sea niña.
Hay algunos casos, muy raros, de familias que son portadoras de un gen que resulta letal para uno de los dos sexos (normalmente, el masculino), ya que el organismo expulsa cualquier embrión que tenga ese sexo. Sin embargo, esta es una condición muy extraña y poco frecuente.
El Instituto de Reproducción CEFER impulsa la iniciativa legislativa popular, con la finalidad de cambiar una norma que, en opinión del centro médico reproductivo, “impide sin motivo alguno ejercer un derecho que no atenta contra nada ni contra nadie”. Su objetivo es poner el foco sobre una cuestión: la posibilidad de escoger que el futuro hijo sea un niño o una niña, ya que tiene una especial significación para algunas personas.