Una bebida mística, inspiradora y prohibida en muchos países por su efecto psicotrópico, venerada por artistas y escritores como Degas, Van Gogh, Picasso, Hemingway, Oscar Wilde o Mary Shelley, la absenta, aquella que se convirtió en una bebida de culto, fue ganando popularidad y expandiendo sus fronteras hasta convertirse en la llamada “bebida verde” “hada verde” o “diablo verde” convirtiéndose en la más famosa, ya para finales del siglo XIX. La realidad, sin embargo, es un poco más mundana, la tan ansiada “bebida verde” por su color característico y su supuesta capacidad para inspirar y enloquecer a hombres y mujeres por igual, no es ni hada ni diablo, sino un licor destilado con sabor a anís que contiene la hierba ajenjo (Artemisia absinthium) con una graduación muy alta de alcohol, y que cuando se prepara con agua fría, se aspira.
Varias teorías se aplican para el origen de esta bebida, pero lo que está claro, es que tuvo lugar en el pequeño pueblo de Couvet, en la región suiza de Val-de Travers. La marca suiza, La Bleue, La Clandestine, produce absenta desde 1769 y se vendía como “extracto de ajenjo” en la zona, elaborado como tónico por las hermanas Henriod en su convento, sin embargo, no fue hasta 1797, cuando el Mayor Dubied creó su propia marca bajo el nombre “Dubied Père et Fils”.
Hay quien atribuye la creación de la absenta al Doctor Pierre Ordinaire, un médico francés que llegó al pueblo en 1767, pero la realidad es que se cree que el Mayor Dubied le pagaba muy bien a la madre superiora del convento por la bebida.
Pues bien, si decíamos que la famosa bebida verde era la predilecta de muchos artistas, Oscar Wilde se refería a ésta como:
“Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen. Después del segundo, uno ve las cosas que no existen. Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son, y eso es lo más horrible que te puede ocurrir.”
También se dice que fue bajo la influencia de la absenta, cuando Van Gogh se cortó la oreja para regalársela a la prostituta de la que se había enamorado, y que la preferencia de Gauguin por el color verde, se debe a su pasión por este destilado.
Resulta indiscutible que haya inspirado a tantos, como se refleja en las obras de Viktor Oliva “El bebedor de absenta”, en donde él se refiere a que esta obra es su preferida, pero también son auténticas maravillas “La absenta”, de Degas, “La mujer bebiendo absenta”, de Picasso, o «Café de Nuit, Arles», de Paul Gauguin.
Inspiradora o no, la absenta, por otro lado, también provocaba conductas aterradoras, por lo que finalmente, se desencadenó un movimiento anti-absenta, que acabó con su prohibición en muchos países, empezando por Francia y Estados Unidos, aunque en España, Portugal y Reino Unido, nunca llegó a concretarse.
Aunque a la fecha, la absenta se bebe servida en copa, con una parte de licor por dos o cuatro partes de agua fría, que se vierte en la copa a través de una cucharilla perforada sobre la que reposa un terrón de azúcar, de manera que esta se diluye al pasar el agua, con lo que se conoce como método checo o bohemio moderno; el resultado es una mezcla verdosa conocida como louche, que significa “turbio”, “oscuro” o “de mala reputación”, y que es un poco en lo que nos convertimos si bebemos mucha; aunque sólo sea por la gran cantidad de alcohol que contiene, la famosa bebida verde nunca perdió su verdadera reputación.
Fuente: Bebida Prohibida