Seguro alguna vez, pensando en el problema del agua, te preguntaste ¿por qué es que no podemos tomar agua salada, si es que el 71% de nuestro planeta es agua de océanos? Pese a la crisis del agua que sufre el planeta, aún no logramos resolver cómo convertir el agua salada a agua de consumo humano. Pero, ¿por qué no podemos beber el agua del mar?
Si tomamos un poco de agua no pasa nada, todos en algún momento, al visitar el mar, se nos ha pasado tantita. Pero si tragamos mucha puede ser perjudicial. Los efectos vas desde diarrea, hasta el colapsamiento de los riñones.
El balance hídrico y los riñones
El balance hídrico es el equilibrio que hay en nuestro cuerpo entre el solvente (agua) y los solutos (componentes solubles al agua, como las sales). Quienes se encargan de regular el equilibrio híbrido son, fundamentalmente, nuestros riñones, son nuestros filtros naturales.
La función de los riñones básicamente es: si tenemos poca agua en nuestro cuerpo, es decir, poco solvente en la sangre, los riñones reabsorberán el agua, para no desperdiciarla y se eliminarán los solutos en exceso, por eso, cuando orinamos de color amarillo oscuro o concentrado, quiere decir que no hemos tomado la suficiente agua potable.
Al contrario, si tomamos mucha agua, nuestros riñones eliminarán ese exceso en la orina de color amarillo claro, con un alto porcentaje de agua. Así nuestro cuerpo mantiene un equilibrio constante, entre el Solvente y los Solutos.
El agua de mar contiene una alta salinidad, aproximadamente un 55% de Soluto, compuesto principalmente por cloruro de sodio diluido (NaCl), que viene siendo la sal común con la que se cocinan nuestros alimentos. Si se ingiere un poco de agua de mar no pasa nada, pero al contrario, si se toma agua de mar en grandes cantidades, pasa lo siguiente:
Nuestro cuerpo está recibiendo más soluto (sales), que solvente (agua), entonces lo que hará nuestro cuerpo por medio de los riñones, será intentar buscar un equilibro, de modo que la única forma que tendrá de disolver esas sales será con la misma agua del cuerpo. Nuestros riñones intentarán reutilizar nuestra agua, pero como hay gran cantidad de solutos (la sal del agua de mar) en nuestro cuerpo, no será suficiente para removerla.
La pérdida de fluidos corporales viene acompañada de calambres, boca seca y, por supuesto, sed. Posteriormente, el ritmo cardíaco se eleva para obligar a los vasos sanguíneos a mantener la presión y el flujo sanguíneo a los órganos vitales. En este estado, es común experimentar náusea, debilidad y delirios. Conforme avanza la deshidratación, la falta de sangre en el cerebro y demás órganos, lleva a un coma y, eventualmente, a la muerte.