Agua que sale por los ojos, tristeza, coraje, dolor, emociones o cualquier cosa que se sienta en nuestro pecho, abdomen o simplemente algo dentro de nosotros, es lo que provoca como válvula de escape, sacar emociones, como lluvia torrencial o simplemente como una lagrimita casual.

Llorar es algo común entre nosotros los humanos, somos quienes lo hacemos de manera natural y muy pocas veces nos preguntamos por qué.

Producimos tres tipos de lágrimas: las que nos ayudan a mantener nuestros ojos hidratados y libres de polvo, se llama lágrima basal; la lágrima refleja sale de inmediato a la defensa, como cuando cortas una cebolla o te entra humo; la lágrima psíquica es la que sale en respuesta al síntoma físico, dolor, trauma emocional o felicidad.

La lágrima psíquica es a la que aún no se le ha encontrado una respuesta concreta de por qué sale. Sin embargo, Claudia Hammond, autora del libro «Emotional Roller Coaster» o «Torbellino Emocional», dice que las lágrimas psíquicas sí tienen un propósito, aunque hay un debate en relación a cuál es exactamente la causa.

Cuando tienes ganas de llorar a caudales, al final tienes la sensación de que has vaciado un montón de sentimientos que te aligeran el cuerpo. Cuando lloras de amor por tu novio, cuando discutes con alguien o ves una escena conmovedora, sin explicación surge ese “algo en nuestro interior”, lo que nos diferencia de los demás y nos mueve como seres humanos únicos e irrepetibles.

Las emociones son las que le avisan al cerebro para que produzca lágrimas, pero aún se requiere mayor investigación para entender los cambios fisiológicos y neurales que acompañan a las “lágrimas emocionales”.

Fuente: Llorar y llorar

@10DedosDeFrente