Los científicos comentan que a partir de cierta edad ya no queremos aprender cosas nuevas, pero entonces ¿qué es lo que nos motiva a seguir estudiando?
En la medida que envejecemos, nuestro cuerpo se desgasta de forma natural y las ganas de experimentar algo nuevo se vuelven cosa del pasado.
Ann Graybiel, integrante del Instituto de Tecnología de Massachusetts, MIT, comenta que el ser humano tiene un circuito cerebral en el que se encuentran los estriosomas que se encargan de motivarnos.

Los estriosomas diminutos se encuentran en lo más recóndito del cerebro y se conectan a las células de la sustancia negra, que producen la dopamina, estimulando el placer y absorbiendo la información para tomar una decisión.
Sin embargo, para mantener en mejores condiciones nuestro cerebro al igual que nuestro cuerpo, es básico estimular el aprendizaje día con día para no envejecerlo prematuramente.

Los hábitos se crean en nuestro cerebro estimulando la dopamina, que es parte de los ganglios basales, un conjunto de áreas vinculadas con la formación de hábitos, el control del movimiento voluntario, las emociones y las adicciones.
Fuente: Edad