Ese cuento de hadas, en donde las princesas se encontraban en el bosque y a lo lejos veían brillar lo que parecía un hermoso caballo con un cuerno mágico en la frente, sí existió.

Pero en realidad era un Elasmotherium sibiricum o rinoceronte gigante, y no era tan mágico ni tan hermoso como se creía.
Yekaterina Romanovna, una princesa común y filóloga rusa, enamorada de las palabras, donó al Museo de Historia Natural de Moscú parte de la mandíbula inferior de un unicornio gigante descubierto en 1808. A partir de entonces la curiosidad por el animal extinto siguió creciendo.

Para 2016 se encontró en la república de Kazajistán, Eurasia, un cráneo fósil de unos 29 mil años, evidenciando su existencia y la convivencia con personas.
El así llamado unicornio gigante de Siberia se caracterizaba por su pelaje, tamaño y por su gran cuerno que le salía de la frente, aunque en vez de parecerse a un caballo, en realidad era muy parecido a un mamut.
Como cualquier animal con sus grandes dotes, la función de su cuerno tenía varios objetivos como remover superficies, ya fuera para alimentarse de la vegetación, encontrar agua o atraer al sexo opuesto.

Aún no se sabe por qué se extinguió, pero todo apunta a que la desaparición de su medio ambiente acabó con ellos, algo muy similar a lo que pasa en el mundo de hoy con algunas otras especies.
Fuente: Unicornio