Desde el año pasado nos hemos enfrentado al COVID-19, un virus mortal que llegó de la manera más insospechada a cambiar radicalmente al mundo y del que aún no se sabe qué repercusiones podría traer a la salud para aquellos que logran sobrevivir.
Los científicos descubrieron que el virus no sólo es más mortífero para las personas con diabetes, sino que también está desencadenando la enfermedad metabólica en quienes no la padecían anteriormente.
Cuando el equipo de investigación de Ziyad Al-Aly le comunicó la frecuencia con la que la diabetes parecía afectar a los sobrevivientes del covid-19, pensó que los datos debían ser erróneos, así que pidió a sus cinco colegas que volvieran a hacer números. Semanas más tarde volvieron a encontrar los mismos resultados tras examinar millones de registros de pacientes.

Estos resultados alarmantes sugerían que el virus SARS-CoV-2 puede dañar el páncreas, la glándula que produce la insulina necesaria para convertir el azúcar de la sangre en energía, por lo que podría desencadenar diabetes en algunos pacientes. Incluso algunos casos leves de Coronavirus en niños pueden ir seguidos de la rápida aparición de diabetes, según los científicos.
¿Es momento de alarmarse? No necesariamente.
La cuestión de si el SARS-CoV-2 es capaz de inducir la diabetes es controvertida. La vigilancia de la diabetes a partir de datos poblacionales puede ser una forma más clara de calibrar el impacto de la pandemia, dijo Jonathan Shaw, subdirector del Instituto Baker del Corazón y la Diabetes en Melbourne, y gracias esto podrían prevenirse casos graves, ya que es una complicación que puede diagnosticarse a tiempo a diferencia de quienes lo descubren ya más avanzada la enfermedad.

Si bien el COVID puede desencadenar múltiples fallas en organismo, también puedes correr suerte y no padecer ninguna, sin embargo, aún esta enfermedad es desconocida y es una moneda al aire, así que lo que queda es seguirnos protegiendo para evitar complicaciones graves.
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