Las mujeres embarazadas sufren cambios físicos y emocionales, porque según estudios, el cerebro de las madres cambia para adaptarse mejor a la tarea que está por venir.
También se ha descubierto que hay cambios medibles en zonas concretas de su cerebro, sobre todo en las áreas que tienen que ver con el llamado circuito de recompensa, lo que hace que las mujeres se sientan motivadas a responder a la llamada del bebé instintivamente.
Entre otras de las modificaciones en las zonas cerebrales relacionadas con la regulación emocional, como la amígdala y la corteza cingulada anterior, permite a las madres regular su propia angustia ante el llanto del bebé. Por lo que el instinto maternal está más desarrollado en las mujeres que en los hombres.
Otro cambio considerable en el embarazo es la empatía lo que ayuda a las madres a entender qué pueden estar sintiendo sus bebés y cuidarlos de la mejor manera posible.
También se han descubierto que las madres ganan una plasticidad cerebral que se pensaba que sólo se daba cuando somos niños, el cual es el proceso por el cual nuestro cerebro reorganiza y modifica su red neuronal en respuesta a cambios o factores externos o internos. Y hay evidencia que muestra que criar a un hijo provoca cambios en el cerebro.
Y lo más importante, los casos estudiados demostraron que el ser madre ayuda a tener un cerebro más joven durante años, por lo que descartaría la teoría de que ser padres nos vuelve más viejos, por el contrario, nos vuelve más jóvenes.
Fuentes:
10 Dedos de Frente 