En la medida en que las mujeres van ganando territorio a lo largo de la historia, pequeñas victorias que a los ojos de los hombres no representan mayor relevancia, vale la pena recordar cuando Estados Unidos aprobó el Enovid de 10 miligramos, para usarlo como pastilla anticonceptiva en 1957, contribuyendo a la revolucionaria planificación familiar.
Otra gran revolución fue la forma de vestir, pues el pantalón o la minifalda alguna vez estuvieron prohibidos. El empoderamiento de la mujeres también trajo consigo gustos y despertares que de alguna forma antes sólo le competían al género masculino, como es el caso de la pornografía.
Partiendo de que los hombres son más “visuales” a la hora de excitarse con imágenes pornográficas, existe un estudio reciente publicado por el instituto Max Planck en Alemania, que desmiente esa creencia.
El estudio evidencia que ellas también respondieron con una actividad neurológica similar ante las imágenes sexuales al igual que los hombres.
La sociedad, la religión y la educación, entre otras, son grandes influenciadores que tienden a orientar más a los hombres hacia la pornografía, sin embargo, lo que ellas quieren expresar y sentir en términos sexuales es un tema del que poco se habla.
Pensar que ellas también pueden ver porno es pensar en aquellas mujeres disfrutando de su sexualidad, en la que cada que cada individuo es libre de practicar a su gusto.
Fuente: Ellas y el porno