La ciencia afirma que hay relación entre la genética y el tránsito intestinal, por eso hay quienes toda su vida padecen estreñimiento y quienes nunca tienen problemas con eso.
El nuevo estudio incluyó secuencias genéticas y datos de salud de 167.875 personas registradas en el Biobanco del Reino Unido, una enorme base de datos biomédica y cuatro bases de datos más pequeñas seleccionadas por los Países Bajos, EE UU, Bélgica y Suecia.
Según las respuestas de los participantes y las secuencias genéticas, el equipo descubrió que la frecuencia con la que una persona defeca muestra una “heredabilidad modesta pero detectable”, lo que significa que está en parte influenciada por la genética.
Para determinar esto identificaron 14 tramos del genoma que parecían vinculados a la frecuencia de las deposiciones.
Cada una de estas regiones de ADN contiene varios genes, y al observarlos con funciones conocidas, algunos de ellos tenían mucho sentido, dijo D’Amato. Un gen codifica el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una proteína que ayuda a que se dividan y regeneren las neuronas.
La evidencia sugiere que aumentar el nivel de BDNF en el intestino puede incrementar la motilidad o la rapidez con que el material se mueve a través del tracto gastrointestinal.
Ahora ya sabes que no necesariamente la culpa de tu tránsito lento es tu alimentación, ahora podrás culpar a tus padres por esta genética.
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