Las neuronas espejo fueron descubiertas por el científico Giacomo Rizzolatti, son un conjunto de neuronas que se activan en el cerebro cuándo se observa a otro hacer algo o sentir algo, de ahí viene la existencia de la empatía de sentimientos o la capacidad para imitar actos como los bostezos, la risa, incluso el llanto.
Las neuronas espejo son vitales desde el primer mes de vida, ya que el bebé comienza a imitar gestos tan fáciles como la sonrisa.

Durante el crecimiento y desarrollo el bebé es capaz de imitar no sólo sonrisas, sino también movimientos de lengua, sonidos y reconocer rostros de diferentes personas que gracias a las neuronas espejo son posibles.
Hace 25 años el científico Giacomo Rizzolatti se percató de ello cuándo al estudiar a los chimpancés se dio cuenta que cierto grupo de neuronas se activaban al observar gestos o actividades de otros y que este solía imitarlos al instante o bien con el tiempo, de igual manera se descubrió que la empatía (ponerse en el lugar de otro) también viene de la observación.
Lo anterior explica y afirma que el niño sí aprende por imitación, todo lo que observa lo necesita hacer porque las neuronas espejo así lo demandan, pero no solo acciones o gestos también aprende las normas sociales que hay en su comunidad comenzando con su familia que es su primer acercamiento al mundo cotidiano, también aprenden a imitar desde muy pequeños diferentes hábitos de higiene, solidaridad, sobre la conciencia ecológica, ejercicio físico, etc.

En conclusión, las neuronas espejo son la base que le permiten al ser humano tener una educación y un desarrollo óptimo dependiendo de las personas y de los lugares en los que se desenvuelva ya que la imitación es parte de la vida cotidiana de las personas, aunque no se den cuenta, es así como se aconseja desde la psicología ser conscientes y coherentes de lo que se dice y lo que se hace porque de ahí están aprendiendo pequeños seres que lo imitarán siendo adultos.
Referencia: